martes, 23 de junio de 2009

La comunicación mediada por la pantalla

El desgaste de la comunicación cara a cara y la disminución de los espacios físicos de encuentro se han agudizado con el uso masivo de la computadora y los servicios de red. Internet, al ser un multimedio, ofrece no solo los beneficios de los demás medios, sino también otra variedad de servicios, como por ejemplo la posibilidad de realizar transacciones desde la comodidad del hogar.
Entre las relaciones interpersonales mediadas por computadora, las más frecuentadas son los servicios de correo electrónico, salas de chat, Facebook, blogs, entre muchos otros. A través de estas formas de comunicación, las personas se relacionan de modo diferente. La comunicación cara a cara ha sido reemplazada por la comunicación a través de una pantalla.
Rescatamos algunos aspectos positivos de esta nueva tendencia. Entre ellos, la posibilidad de acortar distancias geográficas, la velocidad e instantaneidad de la recepción de los mensajes y también es muy importante la desinhibición de los interlocutores.
Sin embargo, consideramos muy perjudicial este tipo de comunicación porque de a poco va reemplazando el encuentro cara a cara. Esto no da lugar las señales no verbales, como los gestos, las miradas, el tono de voz, etcétera. Otra dificultad es la interacción. Los mensajes deben tipearse, por ende el intercambio no es solamente lento, sino que también es a destiempo, esto implica además que los mensajes no sean muy elaborados y explícitos.

Avances tecnológicos y cambios en la sociedad argentina

Los avances tecnológicos suponen cambios en la sociedad y en las relaciones sociales que componen la trama social. Esta situación se visualiza mucho más en los ámbitos urbanos que en los rurales. En Argentina, a principios del siglo XX, se produjeron importantes cambios en la vida social a raíz de la llegada de inmigrantes europeos y los intercambios culturales que se dieron, y las migraciones internas que tuvieron lugar a mediados de siglo. Todo esto se reflejó en lo que hoy conocemos como urbanismo.
Antes del siglo XX, lo que pasaba llegaba a las personas a través de conversaciones, rumores, en fin, la oralidad cara a cara. Un cambio evidente fue la llegada de los periódicos, que se insertaron rápidamente en la sociedad, adquiriendo prestigio y disminuyendo el relato de los hechos. Además se produjo una fragmentación social al formarse un público lector, que demandaba nuevas formas de comunicación de la información, y tenía mayor preferencia por lo gráfico y lo visual. Más tarde, la llegada del cine y la radio siguieron modificando las percepciones en las personas, con nuevas formas de plantear la realidad, a través del sonido y lo audiovisual, que, a diferencia de la escritura, podían ser consumidos grupalmente.
Ir al cine y al teatro, eran también una excusa para el encuentro social. En cambio la llegada de la televisión fue transformando el espacio público, a una percepción individual, reducida en espacios privados, a través de su capacidad de reunir una diversidad de propuestas informativas en un solo lugar. Hoy, por ejemplo, es posible ver una obra teatral en televisión.

Poder y dominio

Si hacemos un breve recorrido por la historia, podemos concluir que quienes han producido más avances tecnológicos han dominado al resto. Un ejemplo claro de esto es la llegada a América de los europeos a partir de 1492. Los conquistadores, mediante la tecnología que poseían, aniquilaron a las civilizaciones nativas y consagraron su hegemonía en el territorio americano imponiendo su cultura y su modo de vida.
Este panorama se observa aún en la actualidad en los países de América latina. El gran avance de las tecnologías en los países desarrollados ha ejercido una influencia cada vez mayor sobre los países en vías de desarrollo e impone un modelo y formas de cultura que no son propias de esos países subdesarrollados sino de la fuerza dominante o hegemónica. Aunque Argentina se haya independizado políticamente de los países europeos, aún continúa sometiéndose a la dominación cultural, a raíz de la influencia tecnológica, de estos países.
Las naciones de tercer mundo necesitan satisfacer ciertas demandas sociales, pero en muchos casos siguen para ello modelos culturales que no se adecuan a sus intereses sino a intereses globales de quienes imponen la tecnología. Sin embargo, en la mayoría de los casos la población aprueba la inserción de la tecnología en su cultura.
La publicidad refuerza el consenso ya que dirige el consumo hacia determinados productos encargados de satisfacer la necesidad. Pero esa necesidad no es propia de los países subdesarrollados sino de los países desarrollados; el producto está orientado a satisfacer esa demanda ajena por lo que los lazos de dependencia son cada vez mayores.